5.- Órdenes de la Ayuda: Brindando Acompañamiento desde el Respeto y la Humildad

En el contexto de las Constelaciones Sistémicas y otros enfoques terapéuticos, los Órdenes de la Ayuda nos enseñan cómo brindar un acompañamiento auténtico y respetuoso. Estos principios guían a los facilitadores y terapeutas en su relación con los consultantes, ayudándoles a entender cuál es su lugar y cuál es el papel de la persona que busca ayuda.

Integrar estos órdenes no solo mejora la calidad del acompañamiento que se brinda, sino que también permite respetar los límites y alcances de la intervención, asegurando que la ayuda sea eficaz y empoderadora para la persona que recibe el apoyo.


1. Respetar los Alcances y los Límites de la Ayuda

Uno de los principios más importantes de los Órdenes de la Ayuda es reconocer los alcances y límites del acompañamiento terapéutico. Como facilitadores, debemos comprender que no podemos resolver todos los problemas ni cambiar la vida de los consultantes, pero podemos ofrecer un espacio seguro y respetuoso en el que puedan explorar sus propios procesos.

Confiar en la sabiduría del sistema: En el contexto de las Constelaciones Sistémicas, debemos confiar en que el sistema familiar tiene su propia inteligencia y que nuestra intervención debe ser mínima, permitiendo que la vida y los procesos sistémicos sigan su curso natural. Conoce más sobre los límites en la Terapia Sistémica Transgeneracional.

Humildad en la ayuda: Es importante reconocer que no somos “salvadores”. Nuestro papel es acompañar a la persona, no solucionar su vida. Respetar este límite evita que se cree una relación de dependencia entre el facilitador y el consultante.


2. Permanecer en Nuestro Lugar como Facilitadores

2. Permanecer en Nuestro Lugar como Facilitadores

Es fundamental que el facilitador o terapeuta permanezca en su lugar, sin invadir el espacio del consultante o intentar tomar decisiones por él. Mantener el respeto hacia la persona que recibe la ayuda es clave para que el proceso sea eficaz y para que la persona se empodere en su propio camino de sanación.

Mantener una distancia saludable: La relación con el consultante debe ser de acompañamiento, no de dependencia. Esto implica mantener una distancia emocional saludable, permitiendo que el consultante explore y resuelva sus propios asuntos desde su propio poder. Descubre cómo mantener tu lugar como facilitador.

No asumir el rol del consultante: Como facilitadores, no debemos asumir responsabilidades que no nos corresponden, como intentar tomar decisiones sobre la vida del consultante o resolver problemas por él. Nuestro papel es facilitar, no controlar.


3. Ayudar desde la Humildad

El respeto por la persona que pide ayuda y la humildad en el acto de ayudar son esenciales en los Órdenes de la Ayuda. Como facilitadores, debemos aceptar que no somos superiores a las personas que acompañamos; estamos aquí para facilitar un proceso, no para enseñarles cómo vivir sus vidas.

  • Ayudar sin imponerse: La ayuda que ofrecemos debe ser desde un lugar de igualdad. No somos “más sabios” o “mejores” que la persona que está pasando por un proceso. Ayudamos desde un lugar de humildad, confiando en que la persona tiene los recursos para salir adelante.
  • No forzar el proceso: El facilitador debe permitir que el proceso de sanación siga su propio ritmo. No podemos apresurar los cambios ni imponer soluciones rápidas. La verdadera ayuda respeta el tiempo y el espacio de la persona que atraviesa el proceso. Lee más sobre la importancia de la humildad en el acompañamiento terapéutico.

4. La Ayuda que Ayuda: Evitar la Ayuda que Invalida

Una de las lecciones más importantes de los Órdenes de la Ayuda es que no toda ayuda es útil. A veces, cuando intentamos ayudar demasiado, en realidad estamos invalidando el poder de la persona que recibe el acompañamiento. La verdadera ayuda empodera al consultante para que él o ella pueda tomar sus propias decisiones y avanzar por sí mismo.

  • Evitar la ayuda invasiva: Ayudar demasiado puede generar dependencia o hacer que la persona sienta que no es capaz de resolver sus propios problemas. En lugar de eso, debemos facilitar el espacio para que la persona descubra su propia capacidad de autogestión.
  • Fomentar la autonomía: La mejor ayuda es la que permite a la persona tomar su poder y hacerse cargo de su propia vida. Un buen facilitador guía y acompaña, pero no resuelve ni interviene de manera invasiva. Conoce más sobre cómo ofrecer una ayuda que empodere.

5. Respetar las Circunstancias de la Vida

Los Órdenes de la Ayuda también nos invitan a respetar las circunstancias de la vida de las personas a las que acompañamos. No debemos juzgar ni intentar cambiar sus circunstancias, sino que debemos aceptarlas tal como son y trabajar desde ese lugar.

Trabajar con lo que es: En lugar de querer que las cosas sean diferentes, debemos trabajar desde la realidad actual de la persona. Esto crea un espacio donde el consultante puede sentirse aceptado y comprendido, sin necesidad de esconder su historia o su situación. Explora más sobre cómo respetar las circunstancias en la terapia sistémica.


Reflexión Final: La Ayuda que Empodera

Los Órdenes de la Ayuda nos enseñan que la verdadera ayuda respeta los límites, circunstancias y capacidades del consultante. Como facilitadores, nuestra tarea no es cambiar o solucionar, sino acompañar desde un lugar de respeto, humildad y confianza en la sabiduría interna de la persona que está buscando ayuda.

Si deseas aprender más sobre cómo aplicar los Órdenes de la Ayuda en tu práctica como facilitador o terapeuta, te invitamos a seguir explorando nuestros artículos sobre Constelaciones Sistémicas y otras formas de terapia sistémica que promueven un acompañamiento respetuoso y empoderador.


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